La
actual crisis económica está muy lejos de solucionarse. Al menos durante los
próximos dos años está previsto un periodo de recesión y aumento del desempleo.
Los datos son los siguientes:
-Los
estudios que se están realizando muestran una caída del PIB del 1,5% tanto este
año 2012 como el 2013.
-La
tasa de desempleo está situada actualmente en el 25% de la población activa. 16
provincias superan el 30% de paro.
-La
tasa de empleo juvenil está situada en torno al
52%.
-Dentro
de los contabilizados como “empleo” no hay que olvidar que gran parte de los
empleos son precarios. El 45% de los empleos temporales no duran un mes.
-La
tasa de desempleo aumentará el año que viene. Con seguridad ésta superará
el 26 % de la población activa.
Dados
estos datos se ha de observar lo siguiente. Para crear empleo se considera un
país debe crecer a un ritmo de un 3% anual (lo que está muy lejos de
conseguirse). A esto hay que tener en cuenta que cada año se incorpora gente
joven nueva al mercado de trabajo lo que aumentará.
En
resumen, podemos decir que en ausencia de un crecimiento muy alto y
sostenido, lo que es sumamente improbable, nos enfrentamos a la perspectiva
de décadas de un paro enormemente alto. Esto significará que de ahora en
adelante generaciones enteras tendrán que afrontar el hecho de pasar la
mayor parte de su vida en el paro o con trabajos sumamente precarios.
Consideramos
que la situación de paro forzoso y de por vida para sectores muy amplios de la
población vulnera los derechos mas elementales. Es por esto que, para
garantizar los mínimos de una vida digna, consideramos necesario el
establecimiento de un ingreso mínimo garantizado, incondicionado, individual y
universal: la Renta Básica. Para que
el futuro de los trabajadores y trabajadoras no esté encadenado ni a la
precariedad ni a la miseria es necesario comenzar a desligar el trabajo de la
percepción de ingresos. Esto no tiene que suponer la inactividad, como suponen
los detractores de la misma, antes bien la Renta Básica liberará gran cantidad
de capacidad productiva y mano de obra a tareas consideradas antes no
rentables.
Hacemos
un llamamiento, por tanto, a la defensa y la lucha por la implantación
de la Renta Básica, evitando los
prejuicios habituales provocados por un desconocimiento de la misma. Implantar
la Renta Básica supone dar el primer paso hacia la construcción de una sociedad
emancipada.